miércoles, 5 de noviembre de 2008

Martín Maldonado--Textos

PICASSO ERA UN NIÑO SUPERDOTADO

El 25 de octubre de 1881, en el nº 36 de la plaza de la Merced de Málaga, nacía Pablo Ruiz Picasso, primer hijo del matrimonio constituido por José Ruiz Blasco y María Picasso López. Su padre, pintor vasco, ejercía como docente de dibujo en la Escuela Provincial de Artes y Oficios de Málaga, conocida como la Escuela San Telmo, además de ser conservador en el Museo Municipal. Esta circunstancia posibilitó que Pablo tuviera acceso a una excelente formación artística a muy temprana edad.
Durante los primeros años de su infancia, en Málaga, Pablo sobrellevó los aprietos económicos que pasó la familia al compensarlos con una estrecha relación con su padre. El pequeño Pablo era un escolar poco sobresaliente, se distraía con facilidad y era algo perezoso. Sin embargo, manifestaba una facilidad extraordinaria para el dibujo, estimulado por su padre para que practicara su innato don y mejorara la técnica. En esa etapa, Picasso tenía un motivo pictórico reiterativo: las palomas, debido a que su padre, especializado en la pintura de aves, le hacía copiar reiteradamente este animal. También, de manos de su padre, Picasso descubrió el mundo taurino. Con 9 años, la mayoría de sus creaciones giraban en relación a estos dos animales: las palomas y los toros, motivos recurrentes a lo largo de toda su vida. Buena prueba de ello es su primera pintura al óleo El pequeño picador (1889/1890), realizada con apenas 8 años.

El padre de Picasso, don José, a pesar de poseer una buena técnica y haber ganado varios premios en Exposiciones municipales, tuvo que trasladarse de Andalucía a Galicia, debido a la precariedad de la situación económica familiar. Allí hizo durante cuatro años de profesor de dibujo y adorno en la Escuela La Guarda de La Coruña. Así, en 1891, la familia Ruiz Picasso se traslada, y don José empieza su actividad en el Instituto La Guarda. En esta época, Pablo, con sólo 10 años, inicia sus ensayos pictóricos y, tres años más tarde, su padre y primer maestro le cede sus propios pinceles y caballetes, admirado por el talento de su primogénito.

En 1895, José Ruiz intercambia su plaza como docente con otro maestro de la Escuela de Bellas Artes de La Lonja, en Barcelona. Allí, el joven Pablo demuestra su genialidad al resolver en un día los ejercicios de examen previstos para un mes. Un año más tarde, en 1896 y con sólo 15 años, Picasso monta su primer taller en la calle de la Plata de la ciudad condal y realiza la obra Primera comunión (1896). Su estancia en Barcelona posibilita que el precoz artista entre en contacto con el movimiento artístico catalán característico de finales del s. XIX: el Modernismo, y con un grupo de artistas y literatos que se encontraban en el bar Els Quatre Gats (Los cuatro gatos), entre los que destacan los pintores Ramón Casas y Santiago Rusiñol, por citar algunos de ellos.

Dos años más tarde de su llegada a Barcelona, Pablo Ruiz Picasso obtiene una mención honorífica en la Gran Exposición de Madrid con la obra Ciencia y caridad (1897). La obra, todavía de un realismo académico, presenta a su propio padre en la figura del médico que resta sentado junto a la cama de una mujer enferma, ante la presencia de una monja y un niño. Esta distinción le estimula a seguir el curso adelantado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, a la vez que sus trabajos, influenciados por El Greco y Toulouse-Lautrec, obtienen nuevas medallas en Madrid y Málaga.

En 1898, con 17 años, realiza su primera muestra individual en Els Quatre Gats. Finalmente, en el otoño de 1900, visita por primera vez París para asistir a la Exposición Universal. Allí, vende tres dibujos al marchante Pere Mañach quien le ofrece 150 francos mensuales por todo un año de trabajo. Pablo ya se ha convertido en un artista profesional y decide firmar sólo con el apellido materno. ¿Quién podría dudar de su extraordinaria habilidad cuando entre los 14 y 16 años pintó estos cuadros?

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