miércoles, 5 de noviembre de 2008

Joanna Da Silva--Textos

EL CUBISMO

Introducción

El Cubismo es un estilo pictórico creado conjuntamente por Braque y Picasso en el periodo de 1907 a 1914 y que rápidamente fue adoptado y adaptado por muchos otros artistas. Su denominación se debe al crítico Louis Vauxcelles, quien bautizó como “cubistas” a los artistas de esta tendencia, en 1909. Al año siguiente, el Cubismo, como movimiento pictórico, fue presentado públicamente en el Salón de Otoño y, en 1911, varios artistas cubistas decidieron exponer sus obras conjuntamente en el XXVII Salón de los Independientes. En 1913, el crítico y poeta Guillaume Apollinaire publica Méditations esthétiques. Les peintres cubistes, donde difunde las teorías cubistas.

Los orígenes de este movimiento se sitúan en dos fuentes diferentes: por un lado, la escultura primitiva africana que causó un gran impacto entre los artistas que frecuentaban París a principios del siglo XX; por el otro, sirve de gran influencia la pintura del francés Paul Cézanne en la que el volumen de los objetos tiende a reducirse a elementos esenciales como el cilindro, el cubo y la esfera. Cabe añadir que, por aquella época, los pintores comenzaron a mostrarse en contra del Fauvismo, tendencia pictórica en la que el estallido del color era uno de los aspectos más relevantes.

Por todo ello, las características más destacadas del Cubismo son las siguientes:

- Búsqueda de un nuevo concepto de espacio plástico basado en la bidimensionalidad de la superficie pictórica y lo representado en ella.
- Concepción formal basada en la recreación intelectual e intuitiva de las cosas.
- Rechazo de la figuración imitativa de la naturaleza.
- Las formas geométricas invaden las composiciones.
- Independencia y autonomía de planos, estallido del volumen.
- Fragmentación de las formas y del espacio en planos interrelacionados por el color y las líneas.
- Representación simultánea de los objetos (los objetos no son representados desde un sólo punto de vista, sino desde varios puntos de vista, e incluso en diversos momentos del tiempo).
- Perspectivas del objeto diferentes y superpuestas con penetraciones de unas partes en otras.
- Ausencia de profundidad espacial.
- Líneas y planos refractados y representados en negativo-positivo.
- Creación de transparencias.
- Austeridad cromática.
- Sombreado arbitrario.
- Principalmente obras centradas en el bodegón y el retrato.

Etapas

Dentro de este movimiento pueden diferenciarse dos etapas: el Cubismo Analítico (1910-1912) y el Cubismo Sintético (1912-1914). En la primera, los elementos de las figuras se descomponen en diversas formas geométricas cada vez más pequeñas. Una de sus obras más representativas es El aficionado (1912). En el Cubismo Sintético, Picasso crea el collage utilizando trozos de objetos reales. Un ejemplo de ello puede apreciarse en Naturaleza muerta con silla de rejilla (1913).


Cubismo Analítico:

- Arte más conceptual que realista.
- Reducción de los objetos a sus formas básicas.
- Descomposición en planos de los distintos volúmenes de un objeto.
- Predominan los ángulos y las líneas rectas.
- Iluminación no real que puede proceder de distintos puntos.
- Tendencia monocromática protagonizada por colores quebrados, terrosos y poco brillantes (marrones, beiges, grises, negros, etc.).
- Incorporación de elementos gráficos (letras o números).
- Preferencia por las naturalezas muertas (frutas, fruteros, pipas, botellas, vasos, partituras musicales, guitarras...).

Cubismo Sintético:

- Abandono de la descomposición prismática.
- Mayor definición de las formas.
- La configuración del objeto o figura surge de la idea imaginativa del artista, no de la división analítica perceptiva de sus partes componentes.
- Mayor acercamiento a la realidad mediante la inclusión directa en el cuadro (collage) de materiales y objetos cotidianos (trozos de periódico, papel de pared, etiquetas, maderas, rejillas, etc.) que hacen concreto lo representado.
- Formas y figuras distorsionadas, dislocadas, recortadas o seccionadas.
- Colores más vivos.


LAS SEÑORITAS DE AVIÑON (1907)


La obra Las señoritas de Aviñón (1907) de Pablo Picasso está considerada la primera pintura del movimiento cubista, además de ser una de las obras más importantes en el desarrollo de la pintura del siglo XX. En ella, el artista malagueño rompe con la profundidad espacial y la forma de representación ideal del desnudo femenino, reestructurándolo por medio de líneas y planos cortantes y angulosos y sin fondo ni perspectiva espacial. Su deseo es desvincularse de los cánones de arte que se empeñan en mostrar representaciones exactas de la realidad y decide transformar ésta con parámetros geométricos.

De los cinco rostros que aparecen en el lienzo, dos son de aspecto más cubista y se asemejan a las máscaras pertenecientes al arte africano, mientras que las dos caras centrales son más afines a las expuestas en los frescos medievales y las primitivas esculturas ibéricas. Por su parte, el rostro de la izquierda presenta un perfil que recuerda a las pinturas egipcias.

Las figuras humanas han sido delimitadas con trazos rectilíneos y angulares. Se trata de formas planas, caracterizadas por la escasez de colorido, opuestas a las técnicas tradicionales de la perspectiva. Los colores utilizados responden a la monocromía definida por claroscuros y sombras, predominando el uso de grises y marrones. Los tonos ocres que se aprecian en la obra sugieren los últimos ramalazos característicos de la Etapa Rosa de Picasso.


GUERNICA (1937)


El cuadro de Guernica (1937) representa el horror de la Guerra Civil española y el bombardeo del 26 de abril de 1937 que destruyó la ciudad vasca de Guernica. De él se ha dicho que responde a los modos intelectuales de los cubistas, a la simbología del Surrealismo y a las deformaciones expresionistas.

La obra se exhibió en el pabellón español de la Exposición Universal de París de 1937 y en ella se expresa la violencia y crueldad del bombardeo que la aviación alemana, por orden de Francisco Franco, llevó a cabo en la ciudad vasca de Guernica. Para ello, el artista malagueño utilizó imágenes como el toro, el caballo moribundo, el guerrero caído, la madre con su hijo muerto o una mujer atrapada en un edificio en llamas.

A través del cuadro, el artista pretende llegar a un gran número de personas para hacer pública la injusticia ocurrida en Guernica. De ahí su gran tamaño y la reducción a la gama del blanco al negro.

Picasso expresa la muerte y la destrucción que provoca la guerra, así como la indignación. En la obra una mujer levanta los brazos clamando al cielo delante de una casa en llamas, otra sale de casa desesperada y otra huye arrastrándose. En el centro aparece un caballo con el vientre atravesado por una lanza como símbolo de la víctima inocente y a la izquierda, el toro como símbolo de la fuerza bruta. Bajo éste, una mujer llora con un niño muerto en sus brazos y al lado, yace un guerrero con los ojos abiertos que aguanta una espada rota de la que nace una flor. Todos los personajes, personas y animales, gritan contra la barbarie.

A pesar de la destrucción, las agresiones ocurridas, la locura y la desolación, no todo está perdido. Por ello, el artista decide mostrar una luz entre tanto caos que libere a las personas y que ayude a defender la paz.

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