miércoles, 5 de noviembre de 2008

Fernanda Castizo--Textos

EL SURREALISMO

Concepto

El Surrealismo nace con la publicación en 1924 por parte de André Breton del Primer Manifiesto del Surrealismo. Este escritor francés, anteriormente adherido al Dadaísmo, apostó, como consecuencia de la I Guerra Mundial, por la aparición de un arte nuevo que indagara en lo más profundo del ser. Al realizar el servicio militar en el Hospital de Nantes, en el área de los enfermos mentales, Breton se familiarizó con las doctrinas de Freud. Muy influenciado por la interpretación freudiana de los sueños y las técnicas del psicoanálisis basadas en la libre asociación de ideas, Breton concibió que los sueños y asociaciones verbales automáticas (lapsus lingüis) podían ser métodos válidos de creación artística.

Breton definió Surrealismo como “Automatismo psíquico puro por el cual alguien se propone expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otra manera, el funcionamiento real del pensamiento. Dictado por este último, en ausencia de cualquier control ejercido por la razón, al margen de toda preocupación estética o moral”.

Aunque empezó como una corriente artística eminentemente literaria, el Surrealismo rápidamente saltó a la pintura, a la escultura, al cine, a la fotografía...


Recursos

Los surrealistas, para plasmar el mundo de lo sueños y del subconsciente, emplean recursos como:

- Animación de lo inanimado.
- Metamorfosis.
- Aislamiento de fragmentos anatómicos.
- Máquinas fantásticas.
- Elementos incongruentes.
- Perspectivas vacías.
- Evocación del caos.
- El sexo tratado de modo impúdico.
- El erotismo se descubre como realidad onírica.
- Representación de autómatas y espasmos.
- Líbido del inconsciente.
- Presentación de un mundo aparentemente absurdo.
- Relaciones entre desnudos y maquinaria.


Influencias

Varios pintores influyeron en el Surrealismo. De entre ellos, cabe destacar algunos como El Bosco, Goya o Valdés Leal. Dentro del movimiento dadá, claro precursor del Surrealismo, se puede citar la obra de Giorgio de Chirico, creador de la pintura metafísica.


Goya, El sueño de la razón produce monstruos, (1779)


Goya, El sueño de la razón produce monstruos, (1779).



Corrientes y representantes

En la vertiente pictórica del Surrealismo, cabe destacar la existencia de dos tendencias diferenciadas: el Surrealismo Puro donde se aplica el automatismo a rajatabla y el Onirismo, en el que los sueños cobran mucha relevancia. Representantes de la primera corriente son André Masson (y sus pinturas de arena) o Joan Miró (aunque siempre manteniendo su propia personalidad y como una fase más dentro de su carrera). De entre el segundo grupo, cobran relevancia nombres como René Magritte (con su psicoanalítico acercamiento de elementos dispares) o Salvador Dalí (y su método paranoico-crítico, de asociación de imágenes arbitrarias con otras recurrentes).


Goya, El sueño de la razón produce monstruos, (1779)


Joan Miró, El carnaval del Arlequín (1924/1925).


Max Ernst y Hans Arp son dos artistas, provenientes del dadaísmo, que no pueden inscribirse claramente en ninguna de las dos corrientes explicadas. El primero destaca, sobre todo, por su novedosa utilización del collage y por la creación de la técnica del frottage, consistente en transferir al lienzo, mediante frotamiento, una superficie rugosa colocada debajo. Por su parte, la obra de Hans Arp se caracteriza por la incorporación del azar.

Otros artistas, atraídos por la propuesta del Surrealismo, se adhirieron, aunque sólo fuera de manera temporal, al movimiento. Ése fue el caso de Paul Klee y de Pablo Picasso.


PICASSO SURREALISTA

Siempre manteniendo su independencia, tanto formal como ideológica, se puede considerar que Picasso se vio influenciado por las ideas expresadas por André Breton en el Primer Manifiesto del Surrealismo de 1924, obra que le citaba y le dedicaba elogios. Tomando lo que le convino del Surrealismo, el artista malagueño realizó una serie de obras que los expertos han calificado como surrealistas, aunque siempre desde su particular prisma, que le llevaron de nuevo a la cabeza de las vanguardias artísticas.

La relación de Picasso con el Surrealismo empieza efectivamente con su colaboración en su medio de expresión más relevante La Révolution Surréaliste. Desde 1924 a 1929, obras del artista español ilustran dicha publicación dirigida por André Breton, un gran admirador suyo. Otros surrealistas como Paul Éluard también alababan a Picasso. Éste, sensible a las preocupaciones de estos seguidores y coincidiendo con una etapa especialmente conflictiva en su vida diaria y amorosa, decidió abrirse a las nuevas posibilidades de expresión artística que ofrecía el Surrealismo.

A finales de 1926, el crítico de arte Tériade habla de un nuevo período en la obra de Picasso al que contribuía el Surrealismo, pero ya desde 1925 empieza a aparecer una violencia nueva en la obra del malagueño como puede verse en Las tres bailarinas (1925), donde el estatismo de las formas cubistas es roto por la irrupción del movimiento haciendo perder la serenidad propia del Cubismo.

Este óleo, Las tres bailarinas (1925) también conocido como La danza, es considerado unánimente como un punto de inflexión en su producción pictórica, al suponer el inicio de una serie de obras de una intensidad y originalidad extraordinarias. Aunque, desde el punto de vista estilístico, se suele incluir dentro del Cubismo Sintético, la atmósfera inquietante y las brutales distorsiones de las anatomías de las tres figuras femeninas presentes en la obra llevan a considerar Las tres bailarinas como la demostración de un nuevo giro en el estilo y obsesiones de Picasso. Ello le acerca al Surrealismo, sirviendo de inspiración para sus representantes.

En el verano de 1927, Picasso comenzó un conjunto de obras centradas en la figura de las bañistas, destacando Bañista en pie (1929) y Bañista sentada a orillas del mar (1927). Los personajes son resultado de la unión, aparentemente ilógica, de distintos elementos independientes parecidos a piedras o de huesos pulidos por los elementos, recordando al lenguaje biomorfo del surrealista Hans Arp.

Picasso continúa pintando personajes frente al mar en los primeros años treinta y El sueño en 1932, donde retrata a su amante Marie-Thérèse Walter. En este mismo año realiza la serie de dibujos La Crucifixión, según Grünewald. Un collage del artista malagueño es portada del primer número de la revista Minotaure en 1933.

La importancia de estas obras de Picasso es decisiva para el desarrollo del Surrealismo en España personificado en artistas como Alberto y Benjamín Palencia.

El Guernica, obra encargada por el gobierno de la República española para la Exposición Internacional de 1937 en París, es considerado como el punto final en las relaciones del pintor con el Surrealismo, al ser ubicada esta pintura dentro de la época expresionista de Picasso.

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