miércoles, 5 de noviembre de 2008

Guadalupe Garcia--Textos

EL CALIDO GIRO EN LA ÉPOCA ROSA DE PICASSO

Instalado definitivamente en el estudio Bateau-Lavoir, en el número 13 de la calle Ravignan, cerca de Montmartre, Picasso transita de la Época Azul, conocida como la etapa de sentimiento, a la Rosa, denominada de creación. Este breve periodo, que comprende los años 1905 y 1906, supone un momento de gran experimentación formal por parte del artista, cuyo trabajo incansable culminará en 1907 con la obra Las señoritas de Aviñón que dará lugar a la siguiente fase del artista, el Cubismo. También, es el momento de iniciarse como escultor con creaciones como El loco (1905) y Cabeza de mujer; Fernande (1906).

De este corto periodo podemos distinguir dos momentos. La primera parte de la Época Rosa es una fase de transición, en la que todavía encontramos algunos de los personajes marginales sacados de la periferia de la sociedad que caracterizan la anterior Época Azul, incluso se mantienen sus formas y proporciones alargadas pero en este caso la pincelada, el trazo y el uso del color nos indican un cambio hacia el dinamismo a partir de una paleta de colores cálidos que otorgan a sus telas un aire más poético y armonioso. Derivado de sus constantes visitas al Circo Medrano, Picasso pinta acróbatas, saltimbanquis, gente de circo, bailarinas y, sobre todo, el arlequín como personaje central de la obra. Atrás quedan los fríos mendigos, puesto que supera la etapa del dolor. La importancia del arlequín ha sido vista por algunos expertos y críticos como una representación del artista incomprendido, como el alter ego del propio Picasso. Destacable es, también, que el pintor, después de esta fase, eliminara por completo de su obra estos personajes, al parecer debido a que los escritores Rilke y Apollinaire se inspiraron en ellos para su obra literaria. Las telas Familia de Saltimbanquis, Acróbata y joven arlequín y Familia de acróbatas con mono, las tres del año 1905, son junto con los arlequines lo más representativo de esta primera fase.

La segunda fase de la Época Rosa del pintor coincide con su amor por Fernande Olivier, quien influye enormemente en la temática, el estilo y la personalidad del artista. En ese momento el genio pinta el cuadro La toilette y la lámina El aseo, ambos de 1906. Además del respaldo de esta compañera sentimental, el gran cambio en la obra del genio malagueño se produce cuando, en invierno de 1906, Picasso conoce, a través de la exiliada americana Gertrude Stein, al pintor francés Henri Matisse. Todo ello, junto a la visita que realizó a una exposición de escultura ibérica en el Louvre, de la que se salió impresionado por La dama de Elche, provoca un cambio que le lleva a la creación de un mundo de formas mucho más severas y totalmente independientes de la naturaleza. Los rostros se distorsionan y se produce una esquematización arquitectónica de las figuras humanas. Estaba naciendo, aunque Picasso no lo sabía, el Cubismo, cuya primera manifestación será Las señoritas de Aviñón (1907).

Del 25 de febrero al 6 de marzo de 1905 Picasso expuso en la Galería Serrurier sus primeras telas rosas. Aunque la mayoría de las obras de la Etapa Rosa se realizaron en París, Picasso viajó con Fernande al pueblo catalán de Gósol y a Schoorl, en Holanda. En Cataluña pinta escenas de baños y de desnudos dominados por el rojo, sirva de ejemplo El harén (1906). Durante su estancia estival en Schoorl realiza Las tres holandesas (1905), obra que expone su personal versión del clásico de Las tres gracias (1625-1630) de Rubens. La representación del cuerpo femenino de esta etapa, tanto la del viaje a Holanda como la de Gósol, supone una mujer primitiva y clásica, de cuerpo sólido, de estructura marcada, una mujer esquemática, de contorno estatuario, de sentimiento objetivo, de postura estudiada, plástica y de color sencillo. Pero no sólo la figura de la mujer cambia, en general, todos los objetos pintados por Picasso durante esta época están reducidos esquemáticamente a sus caracteres indispensables, están geometrizados y esencializados como si Picasso buscara el ser de las cosas en sí mismo y evitara la variedad y relatividad de las apariencias.

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